miércoles, 30 de abril de 2008

Sanmarquinos unidos en defensa de su universidad!!!!



Círculo AMAUTA
---comunicado N°001---


El circulo amauta es un espacio de convergencia de jóvenes universitarios y preuniversitarios que realizan estudios sociales económicos y políticos de la realidad nacional, a su vez se encuentra decidido a generar la construcción de un espíritu nuevo a nivel juvenil, que sea consecuente con nuestra época. Por lo anteriormente expuesto nos reafirmamos como un círculo de estudios y no como una agrupación política.

El contexto actual de nuestra universidad (UNMSM), amerita que los diversos círculos de estudios, talleres, grupos de danza, organizaciones políticas, tengan una participación activa en el movimiento estudiantil y fundamentalmente en la lucha iniciada por la asamblea general de gremios en función a la reformulación del By Pass.

“Decir tanto como hacer”, nosotros fieles a este principio es que hemos decidido suspender la conferencia programada para el día de hoy a las 3:30pm, pero confirmamos la realización del acto cultural programado para las 4:30pm en el Frontis de la Fac. de Derecho y ciencia Política.

Por la presente, el círculo amauta se suma activamente a la lucha por la reformulación del By Pass, a su vez que saluda las manifestaciones progresistas engendradas en este proceso.

ACTO CULTURAL

· Recital de poesía
· Sikuris “César Vallejo” Hoy 4:30pm

Lugar: Frontis de la Fac. De Derecho y ciencia Política

Las raíces estructurales del hambre, las crisis alimentarias y los desórdenes



James Petras

«Los países pobres del mundo gastarán unos 38 700 millones de dólares en importación de cereales este año, el doble de la cantidad que pagaron hace dos años por las mismas cantidades y un 57 % de aumento en relación con 2007.» Cita del senador estadounidense Byron Dorgan en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) Financial Times, 21 de abril de 2008 p.19.

Estos últimos días, todos los bancos internacionales importantes (el FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de Desarrollo Asiático, etc.), todos los periódicos y los medios de comunicación financieros importantes se han visto obligados a reconocer que está teniendo lugar una crisis alimentaria importante, que cientos de millones de personas están abocados al hambre, la desnutrición y a la muerte por inanición. Se han realizado llamadas a conferencias mundiales, se han declarado emergencias nacionales a raíz de los desórdenes provocados por millones de personas en casi cincuenta países que han amenazado con desbancar sus regímenes políticos y han aumentado las tensiones sociales incluso en los países más dinámicos y con mayor crecimiento, como China o la India. Incluso en los países imperialistas de América del Norte y Europa, la combinación de la escalada en los precios de los alimentos y el estancamiento de los salarios, las expulsiones de sus hogares y los pagos de las deudas amenazan a los regímenes en ejercicio y aumentan las presiones sobre todos los gobiernos para tomar acciones urgentes.


Las respuestas de las élites se prevén inadecuadas y sus explicaciones de la crisis van desde la inadecuación, el interés propio hasta la estupidez. El Banco Mundial repite la petición de ayuda de alimentos para emergencias y subsidios por valor de varios cientos de millones de dólares para los «más necesitados», es decir, para aquellos países en los que se han producido disturbios importantes a causa de los alimentos, con saqueos a los distribuidores privados de alimentos, los puntos de venta al por mayor y al por menor, y amenazas o desbancamiento de los regímenes de libre mercado que han sido los alumnos modelo que han seguido las políticas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.


Los autoproclamados expertos económicos, según lo previsto, se evalúan a sí mismos e intentan evadir el fracaso de sus recetas anteriores. Todos los académicos y consejeros políticos conservadores, liberales y progresistas echan la culpa a «China, por comer demasiada carne» (profesor Paul Krugman, de la Universidad de Princeton y columnista del New York Times), al «crecimiento de la demanda», a «la inflación»... Los progresistas señalan la desviación de la producción hacia los biocombustibles como el «biodiésel», la falta de planificación de los gobiernos y la distorsión de las prioridades.


El aumento de la ayuda alimentaria tiene solamente un impacto transitorio, en regiones limitadas, sobre una fracción de la población afectada. Culpar al crecimiento de la demanda obviamente exige preguntarse por la «falta de suministro» y las características estructurales (posesión de tierra, pautas de propiedad, búsqueda de rentabilidad y relaciones entre clase y estado) que le dan forma. De igual importancia es el hecho de que, incluso en aquellos lugares en los que hay alimentos que llegan al mercado, los precios de esos alimentos están fuera del alcance de la mayoría de trabajadores rurales y urbanos, campesinos y personas sin empleo. Los que critican desde el punto de vista de la oferta y la demanda omiten un análisis de clase de los «productores» que determinan el sistema de precios (según su poder oligopólico del mercado y sus criterios para obtención de beneficios) y los consumidores (trabajadores informales y formales con salarios bajos, cuyos ingresos van en declive). Los granjeros capitalistas se encuentran en una posición adecuada para proteger e incluso aumentar sus beneficios trasladando sus costes añadidos por insumos al poder de mercado más débil de los consumidores, ayudados e instigados por los regímenes políticos neoliberales del libre mercado.


Los progresistas que echan la culpa de la crisis a los biocombustibles (el aumento de los precios se debe al desvío de los granos y el uso de la tierra hacia la producción de combustible) no responden a las preguntas estructurales más elementales: ¿Qué clases llegaron al poder estatal y dieron forma a las políticas económicas y permitieron que se produjera este «desvío»? Los grandes préstamos privados y estatales de los años 70 debidos a la disponibilidad de préstamos baratos llevaron al crecimiento del endeudamiento. Los bancos privados, empresas y fabricantes, promotores inmobiliarios endeudados, endilgaron, gracias a sus influencias poderosas y relaciones directas con el estado, sus deudas privadas al Estado y, en último término, a los contribuyentes, un fenómeno que se describió más tarde como «socialización de la deuda privada» o «pago de la fianza al sector privado».


El Estado se vio enfrentado a obligaciones de deudas cada vez mayores (la llamada «crisis de la deuda»), acudió al FMI y al Banco Mundial para obtener préstamos y, lo que es más importante, para obtener su certificado para préstamos enormes de los bancos comerciales. El FMI y el Banco Mundial exigieron cambios estructurales fundamentales del Estado para conceder los préstamos, y estos préstamos con condiciones implicaban una completa transformación en las políticas de inversión, comercio, consumo e ingresos que tuvieron un efecto importante sobre la estructura de clases y la composición de la clase dominante.


Los préstamos internacionales, tanto oficiales como comerciales, y los cambios estructurales que los acompañan, resultaron en la eliminación de las barreras comerciales protectoras en la agricultura y la fabricación. Como resultado se produjo una entrada masiva de bienes agrícola subvencionados de los Estados Unidos y de la Unión Europea, que destruyeron a los agricultores con granjas familiares de pequeño y mediano tamaño que producían alimentos básicos. La bancarrota de los productores de alimentos resultó en desplazamientos masivos de granjeros y trabajadores agrícolas a las ciudades y en la concentración de la tierra en las manos de propietarios de plantaciones comerciales agrícolas que se concentraron en la producción de cultivos para la exportación.


Las exigencias del FMI y del Banco Mundial incluían la reasignación de los créditos, préstamos y asistencia técnica gubernamentales para los grandes exportadores agrícolas en bienes únicos porque ellos eran los que obtenían las divisas fuertes necesarias para devolver los créditos y enviar beneficios a los accionistas, ejecutivos y propietarios de las empresas multinacionales.


El FMI y el Banco Mundial aceptaron negociar la refinanciación de los pagos de intereses y capital pendientes de los estados deudores a condición de que privatizaran y desnacionalizaran todas las empresas estatales monopolio y lucrativas. La privatización y la desnacionalización resultaron en compras extranjeras a gran escala de amplias parcelas de fértiles tierras agrícolas y en la producción y exportación de grano por parte de los oligarcas nacionales e inversores extranjeros.


El conjunto de estas políticas que eliminaron las barreras al libre comercio, promovieron la privatización y la desnacionalización, la amplia penetración de los sectores de mercado y producción y el aumento del énfasis de la intervención estatal en apoyo de la actividad económica de intercambio extranjero orientada a la exportación, recibió el nombre de «neoliberalismo», un modelo que combinaba unas políticas socioeconómicas dirigidas y reguladas por el estado con el objetivo de aumentar la función y el poder de las élites extranjeras y nacionales a favor de la especialización de los mercados mundiales.


El ascenso de esta nueva configuración del poder durante los años 80 y 90 dictó las decisiones políticas y económicas clave en relación con las inversiones (sus asignaciones, sectores y subsectores), además de los mercados (internos y externos), productos (alimentos, combustibles, productos básicos) y precios (carteles oligopolísticos). El principio básico que guía a las clases dirigentes nacionales y extranjeras era la especialización en actividades complementarias en la economía mundial (lo que los economistas ortodoxos denominan «especialización basada en las ventajas comparativas»). La integración de las clases dominantes extranjeras y locales resultaba lucrativa y se apoyaban la una en la otra: el capital privado y los bienes de consumo fluían por sus circuitos financieros y de bienes de consumo internacionales.


Las consecuencias a medio plazo y a gran escala de esta nueva configuración del poder para la agricultura y la producción de alimentos se manifestaron en apenas algo más de una década. En la segunda mitad de la primera década del siglo XXI estalló una crisis agrícola sin precedentes: la influencia del sector de exportación agrícola de la clase dominante y la puesta en práctica de sus políticas en favor del «libre mercado» resultaron en el final del control sobre los precios y en su ascensión meteórica. Los precios reflejaron las relaciones sociales de producción y distribución: la dominación de los terrenos y las inversiones por los grandes agricultores capitalistas dio forma a los precios del «suministro» y al por mayor; los gigantes proveedores comerciales mundiales («los supermercados») fijan los precios para el consumidor directo. Se produjo «competencia» entre los productores y los distribuidores oligopólicos para ver quién podía hacerse con los precios más altos y los mayores beneficios.


Los exportadores agrícolas de la clase dominante terminaron con los subsidios para los agricultores productores de alimentos a nivel familiar y aumentaron los subsidios para la exportación para los productores de productos básicos esenciales. Los agricultores familiares se vieron en la bancarrota y sus tierras las compraron especuladores inmobiliarios (promotores autoproclamados) para usos comerciales, pistas de golf, complejos turísticos, comunidades de lujo con vallas de separación y bienes básicos para la exportación; los arrozales se convirtieron en clubes de campo; los precios del maíz y el trigo se doblaron en los diez meses que iban desde septiembre de 2007 y julio de 2008. Los beneficios engrosaron la cuenta de resultados de Cargill ( Financial Times , 15 de abril de 2008, p 21): los beneficios trimestrales aumentaron en un 86 % hasta alcanzar los 1030 millones de dólares durante el tercer trimestre que terminó el 29 de febrero de 2008. No fue sólo un caso, como dirían los ortodoxos, de aumento de la «demanda», sino del hecho de que cientos de miles de millones de dinero de los especuladores fluyeron a los mercados de bienes de consumo. En condiciones de mercados estrechamente controlados por los grandes negocios agrícolas, las reservas de grano bajaron a sus niveles mínimos en 35 años en relación a la demanda, principalmente porque los grandes agrocapitalistas quisieron limitar el suministro de alimentos y aumentar la producción de combustible, al tiempo que derivaban capital para la especulación en productos básicos. Como resultado de la influencia de la norma de los gigantes agrocapitalistas y de sus políticas de inversión y uso de la tierra, los precios medios de los alimentos aumentaron en un 45 % entre julio de 2007 y abril de 2008 y se prevé que suban un 15 % más para julio.


Atemorizados más por las protestas masivas que desbancan regímenes clientes sumisos que por la hambruna generalizada y el aumento de la mortalidad de los pobres, los líderes capitalistas de todo el mundo se reunieron en Washington en la primavera de 2008. Se quejaron de los disturbios por los alimentos, lamentaron la «pérdida del progreso de una década (sic) en África» e incluso realizaron llamamientos a la «acción». Como era de esperar, se prometieron algunos cientos de millones de ayuda alimentaria de urgencia, lo cual destruirá los últimos bastiones de agricultores a pequeña escala que producen alimentos para los mercados locales. Los regímenes neoliberales de toda Asia se vieron obligados por el temor a bloquear las exportaciones de artículos alimenticios básicos para impedir que los disturbios alimentarios se convirtieran en insurrecciones masivas: los salarios van por detrás de los meteóricos precios de los alimentos. Los regímenes neoliberales de Indonesia, Egipto, la India, Vietnam, China y Camboya prohibieron las ventas de arroz extranjero ( Financial Times , 16 de abril de 2008, p. 1). No obstante, estos gestos proteccionistas y limosnas de alimentos han obtenido escasos efectos positivos en su país y han aumentado la escasez para los importadores de alimentos. Los futuros de maíz alcanzaron un valor récord de 6,16 USD por fanega entre enero y marzo de 2008, un aumento del 30 % y la prohibición de la exportación en Indonesia aumentó el precio del arroz en un 63 % durante los tres primeros meses del año 2008.


Ninguno de los líderes mundiales reunidos en Washington y «preocupados» por el hambre, la regresión y, lo principal, las revoluciones, propuso una reforma agraria: la redistribución de la tierra a los campesinos y agricultores para la producción de alimentos. Ninguno de los líderes propuso siquiera reformas tales como los controles de precios y beneficios y la reconversión del uso de la tierra para la producción agrícola. Ninguno de estos líderes propuso la ilegalización de la especulación en futuros de bienes básicos en las bolsas de todo el mundo. No es de extrañar que el FMI «prediga» que los precios de los alimentos continuarán aumentando hasta 2010.


Los precios de los combustibles no han bajado a pesar del aumento en miles de veces de la producción de etanol. Los precios del etanol (y de los combustibles) y de los alimentos han aumentado a pesar de la expansión de la producción porque es la misma configuración de monopolio del poder la que opera en ambos sectores.


El aumento de las diferencias entre salarios y precios es un empobrecimiento por causas estructurales. Las protestas masivas, tanto en los países imperialistas como en el tercer mundo, nacen de problemas básicos inmediatos, pero sus raíces se hunden en las estructuras profundas de la economía capitalista.


Sólo los prestigiosos economistas ortodoxos sin cerebro empleados por los bancos centrales continúan cotorreando sobre «inflación subyacente» e «inflación patente», como si los aumentos en el precio de los alimentos, los combustibles, la salud y la educación no resultaran centrales para la vida cotidiana de miles de millones de vidas. Lo peor: continúan sin comprender que una inflación galopante y unos salarios estancados son factores intrínsecos en las mismas estructuras de la economía y el estado capitalistas. Lo que es absolutamente claro es la bancarrota de la teoría de la especialización en productos de exportación a expensas de la seguridad alimentaria. Lo que era una exigencia de una minoría radical se encuentra ahora como prioridad máxima en la agenda de un movimiento de miles de millones de personas.


Las personas exigen un cambio radical de las desastrosas teorías derivadas de Friedman que preconizan la dependencia de unos mercados alimentarios mundiales monopolizados a una vuelta a las políticas revolucionarias de la autonomía alimentaria.

miércoles, 23 de abril de 2008

30 de Abril en la Facultad de Derecho y Ciencia Política en la UNMSM

Pronunciamiento por el Día del Trabajador (01/05)

Somos conscientes de la crisis que se vive actualmente en nuestro país, el costo de los productos de primera necesidad están teniendo un progresivo aumento la inflación nuevamente vuelve a ser un motivo de preocupación desde que inició el gobierno aprista, el descontento crece producto de las medidas ineficaces que esta tomando Alan García y que no recuerdan inevitablemente su primer gobierno, las promesas electorales quedaron en el olvido para él pero para el pueblo que lo eligió y las amas de casa, no. En medio de este ambiente que tiene algo ya de conocido y repetitivo en el APRA y en Alan esta la problemática de los trabajadores en general mineros, portuarios, manufactureros, textiles, de la construcción y por que no de los desempleados que aún no encuentran una solución mas que tener que conformarse con trabajos eventuales o cachuelos, la tercerización y los services un problema que sigue minando los bolsillos de los trabajadores pero para las grandes empresas resulta una salida muy fácil a este “mal necesario” que para ellos significan los trabajadores, ante todo esto vemos un pueblo, una masa muy diversa que no se conforma con los sueldos de hambre y con las migajas que les sobran a las grandes transnacionales mineras que siguen socavando ciudades, el medio ambiente y la salud de nuestros niños que ven su futuro tan corroído y putrefacto como el plomo que tienen en su sangre y la leche que la corrupción aprista reparte en PRONAA, los trabajadores no pueden acceder a viviendas dignas ya que estas están ocupadas por funcionarios apristas que acaparan y reciben préstamos en la BANMAT.

Y ante esto el señor García nos dice (mientras patea y fuerte), que no debemos ser como los perros del hortelano, que no debemos criticar su gestión, que él está haciendo las cosas bien y que lo dejemos hacer su trabajo, vemos entonces que no hay capacidad de autocrítica por parte de este señor que juró que iba a acabar con las services, que le iba a dar trabajo digno a los trabajadores, que negó mas de tres veces un TLC con EEUU, que prometió un sierra exportadora que ahora solo exporta de que hace cuatrocientos años atrás, minerales. ¿Debemos creer en las palabras de García, debemos con la prensa, cuyos intereses defiende, corear su nombre mientras criminaliza las protestas? Que cuando los trabajadores hartos y hastíos de tanta corrupción, de tantos despidos por el hecho de pertenecer a un sindicato, salen a las calles a luchar por sus derechos por que así lastimosamente García escucha, y si es que no patea.

Este 1° de Mayo Día de los trabajadores (no del trabajo), la CGTP ha convocado a una jornada en conmemoración de este día que para nosotros significa que aún hay esperanzas de que esta situación se revierta.

miércoles, 16 de abril de 2008

Socialismo: El nombre político del amor


Frei Betto
Adital
¿Por qué el socialismo, teóricamente una alternativa humanitaria al capitalismo, fracasó en Europa y en Asia? El capitalismo tuvo la habilidad de, al privatizar los bienes materiales, socializar los bienes simbólicos. Dentro de la champa de una favela una familia miserable, desprovista de sus derechos básicos como alimentación, salud y educación, puede soñar con el universo onírico de las telenovelas y creer que, mediante la lotería, la suerte, la iglesia que le promete prosperidad, o incluso a través de la ilegalidad, llegará a tener acceso a los bienes superfluos.

El socialismo cometió el error de, al socializar los bienes materiales, privatizar los simbólicos, por eso confundió la crítica constructiva con contrarrevolución, cercenó la autonomía de la sociedad civil al enganchar al partido los sindicatos y los movimientos sociales, cohibió la creatividad artística por el realismo socialista; permitió que la esfera de poder se transformase en una casta de privilegiados distantes de los anhelos populares, y cedió a la paradoja de obtener grandes avances en la carrera espacial sin ser capaz de suprimir debidamente el mercado minorista de géneros de primera necesidad.

Hoy queda Cuba como ejemplo de país socialista. Todos conocemos los desafíos que la Revolución enfrenta en vísperas de su medio siglo de existencia. Sabemos de los efectos nefastos del bloqueo impuesto por el gobierno de los EE.UU. y de cómo la caída del muro de Berlín deterioró la economía de la isla.

A pesar de todas las dificultades, en estos 49 años la Revolución logró asegurar a 11.2 millones de habitantes los tres derechos básicos: alimentación, salud y educación. Elevó la autoestima de la ciudadanía cubana, que tan bien se expresa en sus victorias en los campos del arte y del deporte, así como en la solidaridad internacional, a través de miles de profesionales de las áreas de la salud y la educación presentes en más de un centenar de países del mundo, generalmente en regiones inhóspitas marcadas por la pobreza y la miseria.

¡El socialismo cubano no tiene el derecho de fracasar! Si sucediera, no será Cuba solamente la que, como símbolo, desaparecerá del mapa, como sucedió con la Unión Soviética. Sería la confirmación de la funesta previsión de Fukuyama, de que "se terminó la historia"; la esperanza -una virtud teologal para nosotros, los cristianos- se acabó; murió la utopía; y venció el capitalismo, venció para unos pocos -20% de la población mundial que usufructúa sus avances- sobre una montaña de cadáveres y de víctimas.

Los amigos de la Revolución cubana no esperamos de Cuba grandes avances tecnológicos y científicos, servicios turísticos de primera clase, medallas de oro en justas deportivas. Esperamos más: la acción solidaria de que hablaba Martí; la felicidad de un pueblo construida en base a valores éticos y espirituales; el principio evangélico de compartir los bienes; la creación del hombre y la mujer nuevos, como soñaba el Che, centrados en la posesión, no de los bienes finitos sino de los bienes infinitos, como generosidad, despego, compañerismo, capacidad de hacer coincidir la felicidad personal con los avatares comunitarios.

En resumen, esperamos que en Cuba el socialismo sea siempre sinónimo de amor, que significa entrega, compromiso, confianza, altruismo, dedicación, fidelidad, alegría, felicidad. Pues el nombre político del amor no es otro que socialismo.

[Autor de "La mosca azul. Reflexiones sobre el poder", entre otros libros. Traducción de J.L.Burguet]

martes, 15 de abril de 2008

En la tierra del hambre

El semanario alemán Der Spiegel publicó ­ayer un informe titulado Die grenzenlose Wut der Hungernden (= La ilimitada furia de los hambrientos), respecto a la hambruna que amenaza al mundo. El texto trae un mapa en que el Perú aparece como país con “disturbios y protestas”.

Es probable que el severo y conservador semanario haya presenciado la crisis alimentaria que padece la selva peruana, donde hay inundaciones que ya duran seis meses. Seis meses. La furia crece allí con el nivel de las aguas.

“Los alimentos”, escribe el staff de Der Spiegel, “son cada vez más escasos y caros para muchas personas. Las 200 personas más ricas del mundo tienen tanto dinero como el 40 por ciento de la población global, y 850 millones de personas tienen que acostarse cada noche con hambre. Esta calamidad es ‘una de las peores violaciones de la dignidad humana’, dice el ex secretario general de la ONU Kofi Annan”.

El escrito refiere escenas desgarradoras de hambrientos de Haití que se preparan “pasteles” (así llamados) con barro y grasa vegetal.

La revista explica que los precios del arroz, el maíz y el trigo han subido 180 por ciento en los últimos tres años. Esto resulta más severo que la crisis global en los mercados financieros. “La gente al borde de la muerte por hambre puede reaccionar con furia ilimitada”, señala.

Tan grave es la cuestión que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional la examinaron en reunión conjunta este fin de semana.

Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, advirtió que los precios caros de los alimentos amenazan la estabilidad en 33 países. En Egipto, Indonesia y Pakistán han tenido que emplear el Ejército para proteger cargamentos de harina. La crisis, precisa el texto, está fortaleciendo a los movimientos islámicos radicales en África del Norte.

Der Spiegel ubica causas de la crisis. Una de ellas es la política del Banco Mundial para que los países en desarrollo introduzcan reformas del mercado, incluyendo la eliminación de aranceles proteccionistas, “una acción que a menudo causa daño masivo a la agricultura local”. (Doctor García, esto implica al TLC con Estados Unidos, y no lo dice ningún perro del hortelano).

Otra causa es el cambio climático, cuyo culpable principal es, como se sabe, Estados Unidos. Ese cambio está causando sequías, inundaciones, tempestades y erosión.

No menos grave es la fiebre de “cultivos energéticos”, que encarecen el maíz y otros granos que hoy se transforman en combustible, en lugar de servir de alimento para personas o ganado.

La destrucción de la selva virgen (que usted propicia, doctor García) es otro factor del hambre realmente existente.

Conocidas las causas, se pueden aplicar los remedios. Esto ­exige cambios políticos en el Perú y el mundo.

César Lévano

martes, 8 de abril de 2008

"EEUU cree que podrá comprar Cuba como hizo en Europa del Este"

Entrevista con el escritor británico Tariq Alí

El escritor y columnista pakistaní asegura que la pérdida de influencia de EEUU en América Latina sólo puede tener consecuencias positivas para el continente aunque augura que los próximos cinco años serán decisivos.

El intelectual pakistaní Tariq Alí acaba de presentar en España "Piratas del Caribe" (editorial Foca), donde explica su teoría sobre los cambios económicos y políticos de Bolivia, Cuba y Venezuela.

Usted asegura que la pérdida de influencia de EEUU en América Latina permite la posibilidad de construir una alternativa al neoliberalismo. ¿Cómo hacerlo?

Pues trabajando para que América Latina pueda desarrollar sus propios intereses y no los del Imperio. Otra de las ventajas que se puede lograr con esta iniciativa ya en marcha es generar una cohesión regional que permitiría a muchos países relacionarse económicamente con EEUU de manera unida y no a través de relaciones bilaterales que les hace ser más vulnerables ante el poderío estadounidense.

¿Cuál ha sido el último esfuerzo de EEUU para controlar Latinoamérica?

Sin duda, el golpe de Estado contra Hugo Chávez de 2002. Luego decidieron que es mejor moverse en instituciones internacionales con políticos que actúan como esbirros.

¿Consideran que la democracia se ha consolidado en Latinoamérica?

Sí, indudablemente. Las democracias se han vuelto más transparentes, incluso más que en Europa.

¿Hacia dónde camina América Latina?

Creo que los próximos cinco años van a ser decisivos. En la actualidad ya hay un experimento en marcha, que es frágil, pero que marcará la evolución política y económica del continente americano.

¿En qué consiste ese experimento?

Se trata de la creación de unas estructuras socioeconómicas ajenas completamente al llamado Consenso de Washington, el listado de exigencias aplicadas en los noventa por los organismos financieros internacionales para impulsar el crecimiento en América Latina y que resultó un fracaso. De momento, el nuevo proceso social se ha empezado a aplicar en Venezuela, Bolivia y Ecuador tras el triunfo electoral de movimientos políticos de izquierda y de gran espectro social. Otra cuestión es Cuba, cuyo ámbito de problemas es muy diferente a los que tienen esos países.

¿Por qué?

Porque, a diferencia de Venezuela, EEUU considera que cuando muera Fidel podrá hacerse otra vez con el control de la Isla mediante la inyección de dinero. Es decir, comprando a los funcionarios y a miembros del partido como hicieron en Europa del Este. Y es posible que lo consigan.

Cuando dice que para Washington el caso venezolano es un problema más complejo que el cubano, ¿a qué se refiere?

La gran diferencia la ha introducido Hugo Chávez al establecer una fluida relación con China. Esto ha impedido el aislamiento de su país. Además, Chávez ha roto el bloqueo al que EEUU pretende someter a Cuba. Pero Cuba se ha visto obligada a iniciar pequeñas reformas económicas porque el sistema boqueaba, no daba más de síSí. Ahora mismo Cuba tiene abierto un gran debate sobre si el modelo más viable puede ser el chino, es decir, un sistema de gobierno basado en un control estricto del Estado por parte del partido comunista con una liberalización de algunos aspectos de la economía. En mi opinión, eso sería una tragedia para Cuba.

¿Tanta desigualdad social ha provocado el experimento chino?

Sí. La pobreza en China ha crecido mucho desde que comenzaron a aplicarse las reformas. Los extractos más bajos de la sociedad viven hoy peor que hace 30 años.

¿Cuál es la mejor opción para el éxito de las reformas en Cuba?

Lo más adecuado parece ser una apertura política, es decir, aceptar el pluralismo político, pero con un Estado que conserve el control de sectores económicos estratégicos.

¿Algo similar a Venezuela, donde hay elecciones, pero el Estado se reserva el control de los recursos clave, como el petróleo?

Sí. Pienso que Cuba y Venezuela pueden aprender mucho uno de otro. Por ejemplo, los cubanos pueden aprovechar cómo mantener un sistema político pluralista y abierto, redactando una nueva constitución popular. Mientras que los venezolanos pueden instruirse de los cubanos en cómo desarrollar un proceso político con una dimensión socialista.Pero a diferencia de Fidel Castro, Hugo Chávez no fue guerrillero y no goza de su reputación.

La diferencia es el paisaje político en el que emergieron. Fidel lo hizo en medio de un espacio plagado de dictaduras financiadas por EEUU. Chávez ha surgido en un período donde la hegemonía incuestionable es el neoliberalismo. Chávez llegó y orinó sobre ese paraíso fingido.

¿Qué papel están jugando los medios de comunicación en los cambios que describe?

En Venezuela, a diferencia de EEUU o Europa, los medios de comunicación son la oposición a cualquier cambio social. Y no dudan en acusar a Chávez de aspirante a dictador olvidando sus triunfos electorales y omitiendo que apoyaron el golpe de Estado de 2002.

viernes, 4 de abril de 2008

Uribe-EEUU: cartas ocultas

Tras el conflicto desatado por la intervención militar colombiana en Ecuador -contra un campamento donde murió el comandante de las FARC y principal negociador de la liberación de rehenes, Raúl Reyes- parece haber un juego de ajedrez más complejo que el que parece: promover la reelección de Uribe en Colombia, quebrar la posibilidad de lograr un acuerdo humanitario respecto a los rehenes, frustrar las condiciones para abrir un acuerdo político al conflicto e imponer la "solución" guerrerista de Uribe y el Plan Colombia de los EEUU, que ya invirtió más de US$ 5,400 millones en ese proyecto.

Un elemento que casi no se ha tratado -y sobre el que Hans Dietrech hace énfasis en el análisis- en América Latina es el que refiere a los avances que se han venido dando en concordancia con el avance de las fuerzas populares y los gobiernos que luchan por la soberanía de los países sudamericanos, para desarrollar lo que algunos han llamado un bloque militar regional: un acuerdo militar regional distinto al TIAR, sometido a la tutela norteamericana, que genere condiciones de efectiva soberanía en la región.

En octubre 2008 debe constituirse un Consejo Sudamericano de Defensa (teniendo como ejes a Brasil, Venezuela y Argentina) que abriría las puertas para que los países de la región dejen de depender de potencias extranjeras en materia de defensa, como lo anunció el mes pasado el ministro de Defensa del Brasil, Nelson Jobim. Cabe resaltar que esta decisión ha ido de la mano con otras importantes decisiones del gobierno de Lula: construir el primer submarino nuclear brasileño, con apoyo francés y de la tecnología nuclear argentina, y declarar que la soberanía de la Amazonía "no es negociable".

El esfuerzo por constituir un bloque militar regional es un componente básico de un esfuerzo integracionista sudamericano que incluye esfuerzos de integración económica, política y cultural como el Banco del Sur (como Banco de Desarrollo), la integración vial y energética que se prepara, y los esfuerzos de coordinar políticas educativas, de salud y culturales que nos den terreno propio ante la dependencia de los EEUU. Una integración regional soberana no puede excluir la dimensión militar. En ello ha jugado importante papel, junto a Brasil, la visión de Chávez en Venezuela que llegó a plantear, aunque sin que se concrete hasta ahora, la necesidad de una Academia de Guerra Latinoamericana y contribuyó a proponer ideas como la de una "Organización de un Tratado del Atlántico Sur" (OTAS) alternativa al TIAR, con Brasil y Argentina. Algunas de estas iniciativas -propuestas desde el 2001 y 2004- parecen madurar en la idea de este Consejo de Defensa, como alianza defensiva y soberana, con la decisiva participación de Brasil, Argentina y Venezuela.

Y es que habría que ser ingenuos para no ver los intereses norteamericanos sobre el petróleo, el gas, los recursos naturales de América del Sur, Venezuela, Bolivia y los países amazónicos, así como las fuentes de agua del Amazonas y del Paraguay. Y, ciertamente, es alrededor de buscar garantizar estos intereses y el control sobre estos recursos que los EEUU preparan la reactivación de su IV Flota Naval y que apuntan a fortalecer el Plan Colombia (incluyendo una nueva flota de aviones israelíes) y la alianza militar con Chile.

Este proceso de integración, que incluye lo militar, constituye un importante avance en el ejercicio de soberanía efectiva de los países de América del Sur y un factor clave para evitar las pretensiones de escindir varios países -separando ciertas provincias o regiones- para controlar sus recursos naturales fundamentales, como lo que pretenden con las provincias de la media luna en Bolivia -ricas en recursos naturales- y con el plan de traerse abajo al gobierno de Evo Morales, para seguir luego con Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador. Se trata de evitar la balcanización de varios países sudamericanos en función del interés norteamericano de controlar recursos fundamentales. Un esfuerzo por mantener nuestro carácter de Estados-Nación frente a los intereses imperiales.

Poca duda cabe que los norteamericanos han jugado la carta del conflicto Ecuador-Colombia, con la agresión militar de Uribe, para desarticular estos procesos, y las incipientes alianzas militares soberanas en curso. Tocaría a Brasil encabezar un bloque de países amigos de la paz en Colombia que retome el camino de propiciar una solución negociada para la guerra en ese país y para evitar las maniobras divisionistas y guerreristas del imperio, así como para frenar los afanes golpistas y desestabilizadores que se vienen imponiendo contra los gobiernos progresistas y antiimperialistas de la región, y a todos nuestros pueblos jugarse en esa perspectiva.

Javier Diez Canseco
30/03/08