domingo, 17 de agosto de 2008

Ira en el rostro


En Pisco estaban todos en la plaza. Es decir, no estaban las autoridades del gobierno, la región y el municipio, pero no faltaba realmente nadie. Para expresar el dolor, la frustración y la ira, se bastaban las mujeres, los hombres, los ancianos, los jóvenes y los niños de esta sufrida ciudad. Esos, a quienes nadie va a convencer con un spot cargado de cifras imaginarias, o con porcentajes de avance a partir de los bonos y títulos que se han venido repartiendo apuradamente los últimos días. Después que García alardeaba sobre la envidia que otros países nos tienen, bastaba ver el rostro de los pisqueños para saber que nadie en el mundo desearía recibir esos sentimientos de su propio pueblo.


Pobre Cornejo, que debe inventar explicaciones sobre dificultades legales para distinguir propietarios formales e informales, inquilinos y gente que no tenía techo antes del terremoto. Pero no es que necesitaban un año para sanear esta situación y que han estado a tiempo completo arreglando el problema. Falso. Lo que querían era sacar a los pisqueños del centro de la ciudad y las playas, para armar un plan de “puesta en valor” que atrajera inversiones turísticas y comerciales con la idea que la reconstrucción se pagaba sola. Por eso Favre puede tener aún la sinvergüencería de hablar y decir que no se está siguiendo su proyecto y los bonos están alentando la autoreconstrucción que ellos frenaron tanto tiempo.


El Forsur partió de la ilusión de que el país en crecimiento sería capaz de hacer de una devastación un modelo de ciudad moderna, a través de una asociación público-privada que facilite los negocios. Lo que estos días ha salido a luz es el fracaso total de esta intentona que puso al Estado en el limbo frente a sus responsabilidades, retrasó las decisiones, no sólo sobre casas, sino sobre escuelas, hospitales, comisarías, iglesias, etc., y que terminó cuando el pollero descubrió que nadie lo acompañaba (no consiguió inversionistas; se peleó con Kuczynski y Chlimper; no pudo trabajar con los gobiernos regionales; nunca fue para Ica; etc.).


A este diario y a este columnista nos acusan de haber combatido a Favre como la peor elección para un cargo de esta naturaleza y haber recordado su pasado vinculado a las bolsas que crearon grupos empresariales en el Norte Chico para financiar sicarios que eliminaran supuestos colaboradores de la subversión, incluyendo periodistas, alcaldes de izquierda y otros. Vamos a decir aquí que estamos orgullosos de lo que hicimos, aunque haya significado recibir los peores insultos de un personaje que parece que perdió el negocio de su vida con la caída de Julio Favre. Obviamente que el tipo no se fue por lo que decía la prensa, sino porque resultó un completo incompetente. Porque podía haber sido un promotor del paramilitarismo y un concertador de precios monopólicos del pollo, y aún así haber hecho algo por los que estaban con sus casas derrumbadas.


Pero era incapaz porque nunca fue solidario con ellos. Como tampoco lo ha sido Aldo M, a quien Pisco sirve como pretexto para atacar a sus enemigos (¿dónde está el hermano Chávez?, llegó a escribir, desconociendo el esfuerzo venezolano y cubano; pero jamás preguntó por el Tío Sam). Claro que el pueblo ya entendió cómo reaccionan el gobierno y la derecha económica y periodística a su tragedia. Una lección dura, pero inolvidable.


Eztraido de La Primera - Raúl Wiener