martes, 9 de septiembre de 2008

¿Petroperú o Petrochina?

The Independent de Londres publicó el 21 de agosto la noticia de que el Presidente Alan García ha acordado la venta de Petroperú a una empresa china por dos mil quinientos millones de libras esterlinas.

El dato figura en el informe de Daniel Howden, editor asociado del importante diario, que analiza el conflicto entre el Gobierno de García y las poblaciones nativas de la Amazonía.

Dice el texto: “La crecientemente impopular administración de García está bajo presión debido a los altos costos de la energía y su fracaso en traducir el crecimiento económico en mejora del nivel de vida. Está cortejando activamente a gigantes internacionales de la energía y esta semana acordó conceder a China acciones en la empresa petrolera estatal por dos mil quinientos millones de libras esterlinas”.

El escrito empieza así: “El Perú está considerando enviar al ejército para quebrar las protestas de los indios amazónicos que aseguran que el gobierno prepara un despojo masivo de tierras en las remotas junglas del país”.

El anuncio sobre Petroperú confirma lo sostenido por organismos sindicales, regionales y políticos que habían previsto que uno de los Decretos Legislativos dictados por el Ejecutivo –el 1031– tenía el propósito expreso de privatizar empresas públicas de Derecho Privado: Petroperú, Sedapal, Enapu, Cofide, Enaco y 17 empresas eléctricas.

El artículo 12 del Decreto Legislativo 1031 autoriza, en efecto, a colocar en venta en la Bolsa de Valores como mínimo el 20% del capital de las empresas públicas.

Esto recuerda, una vez más, por qué Alan García publicó “El síndrome del perro del hortelano”. Para García, los peruanos deben permitir que los capitales oligárquicos y las transnacionales se lo coman todo.

La operación privatizadora resulta aún más preocupante por el hecho de que están apareciendo nuevas pruebas sobre el carácter corrupto del primer mandatario.

Los recién descubiertos vínculos comerciales de García con los Sánchez Paredes, sindicados como narcotraficantes de alto vuelo, confirman esa tendencia.

En otro lugar de esta edición aparecen las declaraciones del ex congresista Heriberto Benítez que nos recuerdan que García negó ante una Comisión Investigadora de Actos de Corrupción que fuera dueño de una casa en la playa Los Pulpos. Pero ahora resulta que ha vendido ese inmueble… que “no le pertenecía”, a su ministro de Educación, José Antonio Chang.

Hay en la conducta de García elementos que lo descalifican moralmente. No olvidemos que para postular a la Presidencia de la República firmó una declaración jurada cargada de mentiras. Por ejemplo, sobre el número de hijos y las propiedades.

Sería bueno que los juristas expliquen si esos perjurios pueden conducir a la vacancia presidencial “por permanente incapacidad moral”.

Por: César Lévano